Arquitecto-restaurador de la Alhambra entre 1923 (apenas con 35 años) y 1936 ha sido el que más y mayor legado ha dejado en el monumento y en la ciudad de Granada.
Restauró la Torre de Comares, el Patio de Machuca, el Palacio del Partal, el Patio del Harem del Palacio de Leones, las Habitaciones de Washington Irving e incluso el Palacio de Carlos V y el Parador de San Francisco.
Pero en la ciudad de Granada también restauró prácticamente todo el legado musulmán que aun tenemos hoy: Corral del Carbón, Casas del Chapiz, Bañuelo, Palacio de Dar-al-Horra, Puerta de Bib-Rambla...
En otras provincias también: Alcazabas de Málaga y Almería, Baños árabes de Jaén...
En sus trabajos tuvo en cuenta cuestiones como el paisaje, la propiedad del monumento, e incluso la visita pública. Torres Balbás entendió la conservación de la Alhambra desde una visión compleja abordando temas como el paisaje interior y exterior, el mantenimiento y el papel del arbolado y del agua, el diseño y gestión de los recorridos o la adquisición de parcelas e inmuebles en el conjunto monumental (y en la ciudad de Granada) para asegurar su conservación y uso cultural.
Me quedo con algunas de las palabras expresadas por el mismo Leopoldo Torres Balbas sobre sus criterios de restauración arquitectónica:
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