Cuando visito un cementerio, no estoy viendo muertos, no pienso en eso, busco elementos estéticos que me gusten, y las más veces, lo que más me impresiona es la regularidad y repetición de elementos muy parecidos. También me gusta ver las flores dejadas por los familiares y en otras ocasiones, si el cementerio es importante, también impresionan las tumbas, que a veces son auténticamente monumentales...
Yo, que ya he visto algunos cementerios (cuando visito un país nuevo hay determinadas cosas que intento hacer siempre: ir a un supermercado, pararme en una tienda de libros... y visitar un cementerio) os digo que es increíble la enorme variedad que hay: lo grandes y monumentales (Havana o Pere Lachaide en Paris) , los pequeños al lado de una pequeña parroquia (Galicia, adornados con conchas marinas o Suiza, ordenaditos como son ellos) los judios (un verdadero caos de lápidas, como el de Praga)... o el de Eyub, de Estambul... que son muy regulares porque todas las lapidas están a la cabeza del muerto, que a su vez está orientada a Meca... y descubiertas... tan solo un hueco cubierto de tierra que a veces tiene flores plantadas.
Enterándonos en Estambul de que había un cementerio famoso, fuimos a verlo... .tendré para un par de entradas que contar en este blog.
Esta primera os enseña un poco la densidad de enterramientos que tiene este cementerio, que por cierto está localizado en una colina bastante escarpara, casi en escalera... y es enorme de verdad.
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