30 de junio de 2010

Adriano, emperador y Antinoo, efebo.

Adriano (76-138). Fué el tercero de los “cinco emperadores buenos”. Durante su reinado , el imperio alcanzó la mayor extensión territorial de su historia. Nació en Itálica, y era sobrino segundo de otro emperador español: Trajano, quien comenzó a “planificar” su educación a partir de los 14 años: De Itálica a Grecia, Roma y a partir da ahí… a las colonias: Germania, Africa, Oriente próximo…y de nuevo a Roma. Después de ser nombrado emperador (118): Bretaña…y ¡como no!, problemas en Judea. El fue el que decidió que a aquel territorio se le llamaría “Palestina”…( Se le debieron de hinchar las narices de una vez también a él)… y hasta hoy! Fue un hombre cultísimo, apasionado de la cultura griega, de la astronomía, de la arquitectura, de la medicina…y poeta!
Fué en 123, cuando Adriano recorría Grecia, que conoció a un joven lánguido y temperamental llamado Antinoo, de quien se cree que tenía unos 13 años. Adriano se enamoró hasta las trancas, y Antinoo, le acompañó a todas partes, pues Adriano no podía vivir sin él. Antinoo era perfecto para Adriano: Estaba dotado de una belleza enorme, poseía una inteligencia destacada y aguda, y además era un gran cazador y atleta. Adriano era un hombre especialmente sensible hacia el arte y la cultura, quien seguramente se encontró complacido y deslumbrado con la aparición de Antinoo que encarnaba en un joven la belleza de esas estatuas. Era como haber encontrado una obra de arte viviente.
Durante 8 años, todo fue perfecto hasta que Antinoo, en un paseo por el Nilo, desapareció, destrozando el corazón del Emperador “El perdió a su Antinoo mientras navegaba por el Nilo, y lloró por el como una mujer".
Lo que sucedió con exactitud a Antinoo en octubre de 130 es desconocido. Adriano simplemente escribió: “El ha caído en el Nilo”. El cuerpo del joven nunca llego a recuperarse. Muchos historiadores, no obstante, prefieren la teoría del auto sacrificio. Otras teorías apuntan a que Antinoo fue victima de un complot de la corte para hacerlo desaparecer, dada la influencia que tenia sobre el Emperador.
Lo mas aceptable, es que Antinoo se hubiera sacrificado en honor a su amado, conjuntando la intención del suicidio con la de hacerlo como una forma de beneficio hacia la persona querida. Había una creencia en la antigua Grecia de que uno añadía años a la vida de la persona por la cual se sacrificaba. Hay un elemento que es posible hiciese plantearse tal reflexión a Antinoo en este sentido, que es un suceso acaecido pocos días antes: Cuando Adriano, en una cacería, le había salvado la vida al abatir un león que estaba merodeando al joven. Es posible que como agradecimiento por esto, Antinoo hubiese decidido “regalarle” sus años al Emperador.
"Si había esperado protegerme mediante su sacrificio, debió pensar que yo lo amaba muy poco para no darse cuenta de que el peor de los males era perderlo"- escribe Margherite Yourcenar en Memorias de Adriano.
Adriano, tras la muerte de Antinoo, entró en una depresión larguísima, de la que casi no se recuperó hasta su muerte en 138. Intentó suicidarse hasta 3 veces. Adriano fundó en su honor la ciudad de Antinoópolis y lo elevó al rango de Dios. El culto a Atinoo se extendió en todo el imperio: Se convirtió por un tiempo en el ideal de belleza, plasmado en varias estatuas que han llegado hasta nosotros.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

maravillos extracto de la vida de adriano¡¡

antonio sk8 dijo...

Adriano.

Es un hombre adorado mi amo el Emperador Español
Pero es tan terrible como amoroso y bueno
pues el poder otorga un atractivo casi insoportable
Aunque en verdad no tenga queja alguna
de Adriano que es más sabio que los sabios
Conoce de mi tierra incluso más que yo
De los dioses de Grecia comprende como un griego
Entiende de toda la cultura universal tanto
como ningún otro Y me ama con locura
Ha fundando una ciudad en mi honor
Traigo unos lotos lilas para nuestro jardín
y yo mismo atrapé un pájaro del Nilo
Son regalos que le entrego con mi alma entera
Ojalá que los guarde su memoria de enamorado
Aunque después de dárselos me apeno un poco
pues son tantos los que recibe en un día
A veces siento miedo de perder su amor
Prefiero ahogarme en el río
Que los dioses se apiaden de mis diecisiete años
Yo tan ignorante y frágil y pequeño
Tengo un amante que es el dueño del mundo.

Raúl Gómez Jattin.