9 de octubre de 2010
La Magdalena de Proust
Es cómo se denomina al proceso de evocar momentos del pasado a partir de un objeto, acto, sabor, color u olor desencadenantes del recuerdo.
El primer libro "En busca del tiempo perdido" de Marcel Proust, el protagonista embebe en una taza de té una magdalena y el sabor de éste desencadena los recuerdos de su vida.
"...me llevé a los labios una cucharada de té en la que había echado un trozo de magdalena. Pero en el mismo instante en que aquel trago, con las migas del bollo, tocó mi paladar, me estremecí, fija mi atención en algo extraordinario que ocurría en mi interior. un placer delicioso me invadió, me aisló, sin noción de lo que causaba...
...¿De dónde podría venirme esa alegría tan fuerte? Me daba cuenta de que iba unida al sabor del té y del bollo, pero le excedía en mucho, y no debía ser de la misma naturaleza. ¿De dónde venía y qué significaba?...
...Y de pronto el recuerdo surge. Ese sabor es el que tenía el pedazo de magdalena que mi tía Leoncia me ofrecía, después de mojado en su infusión de té o de tila, los domingos por la mañana en Combray....
..., así ahora todas las flores de nuestro jardín y las del parque del señor Swann y las ninfeas del Vivonne y las buenas gentes del pueblo y sus viviendas chiquitas y la iglesia y el Combray entero y sus alrededores, todo eso, pueblo y jardines, que va tomando forma y consistencia, sale de mi taza de té..."
La magdalena había sido asociada a la felicidad de la infancia y producía ahora en el protagonista adulto de la novela la respuesta condicionada: un placer delicioso, intenso, extraordinario, que surgía inesperadamente del interior de la magdalena... el protagonista no era capaz de explicárselo.
Igual que la canción que nos hace revivir un viejo romance o el aroma del perfume que nos reaviva un deseo inexpresado, Proust supo describirlo en toda su intensidad. Nadie como Proust ha sido capaz de divulgar tan bien, y en tan pocas páginas esa sensación que provoca el recuerdo feliz de la infancia a través de los sentidos del gusto y el olfato.
Desde que Marcel Proust lo describió, llamamos a esta sensación "La magdalena de Proust"
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