15 de julio de 2010

Fin de Fiestas. Serrat canta a Miguel Hernández.

Ayer ya se terminó, esta año ha sido bastante original el Festival, tango, mucho tango, orquestas y músicas bastante originales también.
La clausura, con Joan Manuel Serrat, que se ha animado por segunda vez a cantar a Miguel Hernández. El concierto fué emocionante, aunque Serrat, a mi entender, no cantó del todo bien...no importa, a Serrat se le perdona "casi" todo.
Fuí por que "cantada" es, a veces, la única manera en la que puedo "entender" la poesía... siempre me ha costado leer poesia, desde tiempos de la escuela, y he descubierto que, cuando me la "cantan" me encanta...entonces la entiendo un poco mejor.
No me quería perder a Serrat cantando a Miguel Hernández y me alegro de haber ido, como digo, el concierto fué emotivo y los poemas me han cautivado.
El niño yuntero
.
Carne de yugo, ha nacido
más humillado que bello,
con el cuello perseguidopor
el yugo para el cuello.
.
Nace, como la herramienta,
a los golpes destinado,
de una tierra descontenta
y un insatifecho arado.
.
Entre estiércol puro y vivo
de vacas, trae a la vida
un alma color de olivo
vieja ya y encallecida.
.
Empieza a vivir, y empieza
a morir de punta a punta
levantando la corteza
de su madre con la yunta.
.
Empieza a sentir, y siente
la vida como una guerra,
y a dar fatigosamente
en los huesos de la tierra.
.
Contar sus años no sabe,
y ya sabe que el sudor
es una corona grave
de sal para el labrador.
.
Trabaja, y mientras trabaja
masculinamente serio,
se unge de lluvia y se alhaja
de carne de cementerio.
.
A fuerza de golpes, fuerte,
y a fuerza de sol, bruñido,
con una ambición de muerte
despedaza un pan reñido.
.
Cada nuevo día es
más raíz, menos criatura,
que escucha bajo sus pies
la voz de la sepurtura.
.
Y como raíz se hunde
en la tierra lentamente
para que la tierra inunde
de paz y panes su frente.
.
Me duele este niño hambriento
como una grandiosa espina,
y su vivir ceniciento
resuelve mi alma de encina.
.
Le veo arar los rastrojos,
y devorar un mendrugo,
u declarar con los ojos
que por qué es carne de yugo.
.
Me da su arado en el pecho,
y su vida en la garganta,
y sufro viendo el barbecho
tan grande bajo su planta.
.
¿Quién salvará a este chiquillo
menor que un grano de avena?
¿De dónde saldrá el martillo
verdugo de esta cadena?
.
Que salga del corazón
de los hombres jornaleros,
que antes de ser hombres son
y han sido niños yunteros.
.
Miguel Hernandez

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