13 de septiembre de 2011

El viaje de Federico a Eden Mills, Estado de Vermont.

CARTA DE FEDERICO GARCIA LORCA A SU FAMILIA
Fechada el 8 de agosto de 1929 en Nueva York

Dentro de breves días marcharé a la raya del Canadá, al estado de Vermont, a pasar 15 o 20 días con un chico, a quien conocí en la Residencia. El tiene una finca en las montañas, al lado del lago Edén, y allí iré. Desde allí os escribiré.... Esta excursión aquí es como ir a Loja en Granada, y sin embargo tengo 20 horas en tren*. Nunca os podréis imaginar la inmensidad de los Estados Unidos.
Tenía este chico**, que es poeta, un interés tan grande en que fuera, que me ha enviado los veinte dólares que cuesta el viaje. Yo he preguntado a mis amigos si esto era correcto, y me han dicho que es la costumbre en Norteamérica. Un norteamericano no invita sino del todo. Así pues, yo tomaré el tren la semana que viene para Burlington, y allí espero pasarlo bien, porque el muchacho es muy bueno y en su casa no se habla más que inglés, cosa buenísima para mí.


* ese viaje no debió durar más de 8 horas (a Federico le gustaba exagerar!)
**Su amigo Cumming había insistido en la visita de su amigo Federico: "Queridísimo: ¡Oiga! Mañana iremos a nuestra casa y te esperamos allí. pero no estaremos cerca del correo y telégrafo, entonces 5 días antes de tu llegada, escribenos, así te podremos recoger. Te espero con impaciencia ¡Venga! ¡Venga!, hombre. Con abrazos fuertes y eternales. Felipe Cummings, el 31 de julio de 1929. Mis señas hasta el 31 de agosto son: Philip Cummins, Camper, Eden Mills, Vermont"


CARTA DE FEDERICO GARCIA LORCA A SU FAMILIA.
Fechada el 22 de agosto de 1929 en Eden Mills, Vermont.

Ayer llegué a este sítio que se llama aldea de Eden Mills, que signfica "Paraíso de los Molinos" o de los "Montes Verdes" de la raya del Canadá.

Fué mi primer viaje solo por este inmenso continente. Ya la Grand Station Central "mete miedo" a cualquiera... pero este país mecánico parece que está hecho para que vivan los tontos. ¡Es imposible perderse aunque uno quiera! Todo está lleno de números, indicaciones y empleados "toscos" pero amables y campechanos en extremo. Es además mi primer paseo en el "Pullman" americano (que habeis visto en el cine) y que es un prodigio de técnica y comodidad. Me acosté, apagué la luz y abrí las ventanas. Quise dormir, pero el espectáculo de la luna y las embarcaciones sobre el río Hudson era tan admirable que me llenaba la cabeza de ideas y alejaba el sueño que todo lo borra. A veces el cruce con los grandes expresos del Este contrastaba con la barca muda que cabecea en la orilla con un farolillo imperceptible. He cambiado tres veces de tren. Pero ahora estoy en el sitio más hermoso de los Estados Unidos, junto a un gran lago y en pleno bosque nórdico. Aquí vivio la vida más norteamericana que se puede. Hemos tenido suerte con esta invitacion, ya que me permite conocer la vida de granja modesta de este país.

Continuará!...

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