1 de diciembre de 2011

La sonrisa interminable de Encarna

He pasado los últimos tres días en Estambul sin quitarme la imagen de Encarna de la cabeza. Arián llamó el sábado para decirme que se había muerto, y me quedé conmocionada.

Es cierto que sabía que estaba enferma, la ví hace aproximadamente 1 año por última vez, en Puerta Real...con un pañuelo en la cabeza... y su eterna sonrisa. Ella fué la que se dirigió a mí para saludarme, de otra manera, quizás yo no la hubiera reconocido. Me dijo que tenía cáncer, y que estaba luchando...todo eso con su generosa sonrisa interminable. También recuerdo lo que le dije yo... que lo sentía muchísimo, que sentía en el alma por lo que estaba pasando, y que deseaba que todo saliera bien... Pero no ha salido bien, y se ha ido.

Arián dice que la vió en la recogida de notas de fin de curso el junio pasado, y que no la vió mal, aunque todos sabían que estaba enferma. Manuel, el hijo de Encarna es compañero de clase de Arián. Manuel no ha querido en el proceso que se hable mucho del tema en el colegio, así que no se ha hablado... y ahora tampoco.

Encarna, Pilar, Nieves, Elisa y otras muchas hemos compartido horas y horas de las tardes de primavera y otoño en la Plaza de Gracia... año tras año... ni recuerdo cuántos. Prácticamente los niños se han criado allí, jugando a la pelota después de salir del colegio... y nosotras, también pasábamos la tarde entera allí... tiempo suficiente para conocerse, para hablar de los niños y de nuestras cosas...

Luego ya se sabe, los niños crecen y ya no nos necesitan a su lado...y las madres dejamos de vernos a diario también, tan solo nos encontramos ocasionalmente en la calle, nos preguntamos mutuamente por los niños y por nosotras mismas...

De esta manera fué cómo nos encontramos Encarna y yo en Puerta Real el año pasado.

Estoy entristecida, muy, muy entristecida... y también impresionada por lo ocurrido... Manuel es compañero de clase de Arián y tiene su misma edad, 17 años... y Encarna es la primera persona de mi edad que conozco que se muere por una enfermedad..."de las que matan"...

No me quito la imagen de Encarna de la cabez y, como digo, su recuerdo ha estado persiguiéndome los últimos tres días en Estambul.

Encarna: eras la que más sonreía...y reía de todas, no te recuerdo de otra manera... estoy segura de que también te fuiste con una gran sonrisa, tu siempre sonrisa interminable y generosa.

Un beso!

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