30 de abril de 2010

Capítulo 47. Yo, el Diablo

...sé que estais dispuestos a creer justo lo contrario (de lo que digo) simplemento por que yo lo he dicho. Pero sois lo bastante inteligentes como para intuir que lo contrario de lo que digo no siempre es cierto y lo bastante sensibles como para sentir interés por todo lo que diga aunque no os convenza: sabeis que mi nombre, que aparece 52 veces en el Sagrado Corán, es uno de los más recordados.
Muy bien, comencemos por el libro de Dios, por el Sagrado Corán. Todo lo que se dice allí sobre mí es verdad...
Sí, Dios creó al hombre ante nuestros ojos, los de los ángeles. Luego, de repente, nos pidió que nos postráramos ante él. Y, tal y como está escrito en la azora de Los Lugares Elevados, mientras todos los demás ángeles se postraban, yo me negué. Le recordé que Adán había sido creado de barro y yo de fuego, una materia muy superior, como todos sabeis. No me postré ante el hombre. Y Dis me consideró "soberbio".
- Desciende del Paraiso -me dijo-...
- Permíteme que viva hasta el Día del Juicio, hasta la resurrección de los muertos -le pedí.
Me lo permitió. Y yo le prometí ue durante todo ese tiempo me dedicaría a apartar del buen camino a la estirpe de Adán, quien fué la causa de mi castigo por no haberme postrado ante El. Y El me contestó que enviaría al Infierno a todos los que yo apartara del buen camino. Sabeis que ambos seguimos cumpliendo nuestra palabra...
Algunos afirman que en aquel entonces el Altísimo Dios y yo llegamos a un acuerdo. Según dicha lógica, yo ayudo a poner a prueba a los siervos de Dios intentando tentarlos: los justos toman la decisión correcta y no se apartan del buen camino mientras que los malvados son vencidos por la carne, pecan y son enviados rápidamente al Infierno. Lo que hago es muy importante, porque si todos fueran al Paraiso, nadie tendría miedo... y además por que en este mundo el mal es tan necesario como el bien y el pecado lo es tanto como la piedad... (algunos) han llegado a concluir en sus escritos que, puesto que se realizan con el permiso y la petición de Dios, los pecados que hago cometer son en realidad cosas que Dios quiere que ocurran, que no existen el bien y el mal ya que todo procede de Dios, e incluso que yo soy parte de Dios.
Con toda la razón, algunos de esos inconscientes fueron quemados en la hoguera junto con sus libros. Por que , por supuesto, el bien y el mal existen y el trazar entre ambos una frontera es misión de todos nosotros; yo, gracias Le sean dadas, no soy Dios y no le metí en la cabeza a esos imbéciles todas esas tonterías...lo pensaron ellos sólos.
...Yo no soy el origen de todo el mal y todos los pecados del mundo. Muchos hombres pecan a causa de su ambición, su lujuria, su abulia, su bajeza y, en la mayor parte de los casos, su estupidez, sin que yo les provoque, engañe o tiente... Yo no tiento al frutero que tima al cliente vendiéndole tramposamente una manzana podrida, ni a cada niño que miente, ni a cada adulador, ni a cada viejo que tiene sueños indecentes, ni a cada muchacho que se masturba. Incluso, en estos dos últimos casos, ni el mismo Dios ve una maldad digna de que se mencione....No me entienden en absoluto.
... Necesitais recordar que yo también tengo mi orgullo, de hecho, fué eso lo que provocó que Dios y yo no alejáramos el uno del otro. Por cierto. ¿podría alguno de mis hermanos ilustradores presentes explicarme por que me siguen pintando como una criatura terrible con la cara cubierta de verrugas, contrahecha y con cuernos y rabo cuando se ha escrito innumerables veces en decenas de miles de libros que puedo asumir cualquier aspecto, especialmente aquel con el que me aparezco a todos los beatos, el de una hermosa mujer que despierta lujuria?
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Orhan Pamuk, Me Llamo Rojo

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